Siempre elegante, my friend.

Me sigues sorprendiendo, amigo mío
asomándote por las ventanas equivocadas
llamando a puertas que no llevan a ninguna parte.

Será que las evidencias tienen su parte humana
y uno forma de la nada las teorías más complicadas;
será que ciertas sonrisas desbaratan todas las teorías.

Difícil encrucijada, amigo: intentar la última llamada
o dejarse llevar por el orgullo irreductible;
a estas alturas, darle un beso o la espalda.

Suenan versos sin definir
en esta mañana final
todo es escuchar:

Entre el rencor y la soledad más alegre
hay silencios que aún no se gastaron
silencios de secretos a voces
lecciones magistrales sobre el desencanto,

mientras tanto el dolor sigue siendo
el mejor catalizador de la sabiduría
y aquella sonrisa se desdibuja
entre las risas de tantos fantasmas

que aprendieron la lección mucho antes,
mientras tú mirabas por la ventana.

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