Consideraciones en la cama (I).

Si pudiera traerte hasta este espejo oxidado en el que me miro
si pudieras ver estas lágrimas a punto de salir a correr
si yo pudiera hacerte ver su pasado,
si tú te molestaras en creértelo.

Si esa paz en tus ojos pudiera ver esta guerra en los míos
si yo pudiera llevarte a la calma del ojo de esta tormenta
si pudiera hacerte ver el dolor desde mi esquina
si pudieras desnudarte sin sentir que te enfrío.

Pero sí, mucho mejor quedarme colgando
de tantas palabras amargas
que nadie entiende;

al final todos estamos solos.
Aunque tú haces
que me olvide de eso.

Golpes.

No se llame a error nadie.
Que esto no es un revés, porque
una cosa es siempre más que una cosa
y decido verla como ligero cambio de planes.

No se llame a error nadie.
Que esta lucha no se apaga como
un deseo que fuera demasiado ambicioso,
la reavivo con la fuerza inigualable del orgullo.

No se llame a error nadie,
pues en mil idiomas y en mil lugares
nacieron y nacen poemas de esperanza;

y no hay ya cabida aquí
para el ingenio o la originalidad.
Los exorcismos más eficaces son los más conocidos.



Mario Benedetti - La secretaria ideal


Yo soy la secretaria
ideal.

Mi jefe es elegante,
mi jefe es tan discreto,
es alto, es distinguido,
es un jefe completo.

Cuando viene y me ordena:
«una copia textual»,
yo soy la secretaria ideal.

Mi jefe tiene esposa,
dos hijos y tres criadas.
La esposa por lo menos
no lo comprende nada.

Cuando él viene y me dice:
«somos tal para cual»,
yo soy la secretaria ideal.

Mi jefe tiene un mustang
y algún departamento
donde vamos a veces
yo y su remordimiento.

Entonces lo conformo:
«es pecado venial»,
yo soy la secretaria ideal.

Mi jefe se comporta
como un tipo maduro,
la panza disimula
cuando viste de oscuro.

Y si bosteza y dice:
«hoy no, me siento mal»,
yo soy la secretaria ideal.

Cuando se va mi jefe,
mi jefe ese hombre viejo
yo me desarmo y quedo
sola frente al espejo.

Y a mí misma me digo
el cansado ritual:
«Yo soy la secretaria ideal».


(de "Letras de emergencia")

Consideraciones interplanetarias.

Si te pienso,
si te pienso me nace tras los ojos
un nuevo y pequeño planeta paralelo,
del que desconozco aún
buena parte de sus horizontes.

Es bello y exclusivo
sugerente y resbaladizo como
la Adicción pura, tan atrayente que
sería peligroso encerrarse en él.
Se podría quedar uno atrapado
y ese mundo desaparecería pronto,
y conmigo dentro.

Porque él me nace desde este lado, desde este otro planeta.
Desde aquí lo disfruto, respiro y abrazo, y nos vamos de paseo.

Es demasiado pequeño para más de dos personas.
Demasiado grande para escondértelo...
Pero más que nada, es
demasiado hermoso para no compartirlo contigo.

Al fin y al cabo, tú tienes gran parte de culpa.
Las palabras hacen al mundo,
y las que tú me sacas han creado este otro.

(Desde aquí y desde allí;
les robo palabras a los dos planetas
y te escribo desde la frontera)

aprovecho para sugerirte
que viajemos juntos
dando saltitos
de
mundo
a
mundo.

Siempre elegante, my friend.

Me sigues sorprendiendo, amigo mío
asomándote por las ventanas equivocadas
llamando a puertas que no llevan a ninguna parte.

Será que las evidencias tienen su parte humana
y uno forma de la nada las teorías más complicadas;
será que ciertas sonrisas desbaratan todas las teorías.

Difícil encrucijada, amigo: intentar la última llamada
o dejarse llevar por el orgullo irreductible;
a estas alturas, darle un beso o la espalda.

Suenan versos sin definir
en esta mañana final
todo es escuchar:

Entre el rencor y la soledad más alegre
hay silencios que aún no se gastaron
silencios de secretos a voces
lecciones magistrales sobre el desencanto,

mientras tanto el dolor sigue siendo
el mejor catalizador de la sabiduría
y aquella sonrisa se desdibuja
entre las risas de tantos fantasmas

que aprendieron la lección mucho antes,
mientras tú mirabas por la ventana.

Frente a nada.

Tras esta blancura
escondo todos los poemas
que aún no has escrito.

Ante este silencio
se arrodillan los sonidos no nacidos
las canciones que nadie cantó.

En esta sombra de soledad
guardo el futuro triste
de tus brillantes alegrías.

Desde esta tierra baldía
crece el rosal sin flores
que tiene por Sol tus ojos acuosos.

En tu puño cerrado nacerán las espinas
cuando extiendas la mano hacia ella
y escribas

aquí

el Adiós que no quieres creerte.



Características. (versión I)

Con algunas he podido volar
a más de una le regalé flores,
con algunas he inventado esos amores
que nunca, nunca, se han de olvidar.

con no pocas he dormido a gusto
con muchas menos lloré lo justo
a dos o tres, las quiero tanto
que a saber hasta cuánto aguanto.

En realidad, el único problema que tengo
es que tú estás en todos esos versos.



vienes?, 28 de mayo de 2010

La luciérnaga.


La luciérnaga en celo relumbra más.


La mujer sin el hombre apagada va.


Apagado va el hombre sin luz de mujer.


La luciérnaga en celo se deja ver.


(Miguel Hernández, enorme)

Soliloquio.

En algún sitio leí
que cuanto peor tratase a una mujer,
tanto más profundamente
se enamoraría de mí.

Lo cual era, a mi entender,
motivo más que suficiente
para cuidarte como a una reina.

Un matiz

Te mataría a besos, pero
más por matarte
que por los besos.