Lacerándonos dulcemente

Nada me queda ya bajo la manga
ni trucos ni ases ni paciencia alguna,

y toca sacudirse el rencor del bolsillo.

Poco importa un proyecto de futuro
si el presente es incapaz de alzar la mirada

y en el pasado parpadean otros destinos.

Qué poco poder tiene el amor, realmente,
cuando al sol nos calienta el mismo abrazo

pero nuestras sombras se saludan en la distancia.

(Nada me queda ya tras esta boca
ni palabras, ni ilusión ni saliva

y se vuelve tan necesario el silencio)

resbalando

Y sería tan sencillo dejarse llevar, resbalar por la suave pendiente hacia donde una vez se sintió parte de algo, y otra vez se vio rota en mil partes; caprichos de la vida, que usa el mismo escenario para impartir lecciones tan diferentes, momentos en los que una se sabía viva, se sabía real, verdad, presente alegre cimentado sobre el efímero piso de la confianza y momentos, en cambio, donde la realidad estallaba como un globo de cristal, estallaba y unos ojos se negaron a cerrarse, agrietando su mirada, volviéndola reseca mientras la memoria se ahogaba, confundida, entre tardes de caricias y noches de histeria.

Sería tan sencillo asumir su condición maldita, silenciosa paseante perdida trazando su triste rumbo entre huellas borrosas, sin perder una esperanza de la que no llega a ser consciente. Tal vez así engañar tanta tristeza, aceptar la fatalidad y en ese mismo acto despojarla de su significante. Tal vez la mentira, sí, pero cómo llegar a la necesaria amnesia, cómo sobrevivir a ese futuro con un pasado lleno de agujeros, imposible lograrlo sola, imposible mientras no agarren su mano suplicante, mientras le siga pesando la ausencia de esas caricias que nunca se quiso creer y que ahora se inventa.


vagancia extra

Que me lo repites una y otra vez, y digo que sí y me prometo tenerlo en cuenta. Que me lo recuerdas, que me haces continuos guiños cada semana, y yo los pillo y sonrío para mis adentros. Porque a pesar de todo quiero intentarlo, aunque sea ya una cuestión de orgullo, de coraje. Porque por mí que no quede, ya sabías y me decías que no iba a ser fácil, que de hecho era prácticamente imposible y yo, sarcástico hasta el suicidio, asumía impasible y daba otro paso al frente y cerraba otra puerta a mi espalda, tantas que cerré si asomarme siquiera porque para qué sumar más dudas a mi certeza forzada, para qué considerar mirar a los lados si estábamos empeñados (yo más que tú, lo reconozco) en tirar p'alante.

Así que entiendo muy bien que ahora me mires como diciendo "te lo dije", tienes más razón que un padre, y yo con la cosa de que el camino se vaya haciendo más transitable pero no, cada vez más piedras que no son sino metáforas llenas de mierda, tan grandes y pesadas que dan la impresión de ser ellas mismas la vida, y ahí sí que estaríamos perdidos.

Entonces ya me da lo mismo seguir sorteándolas que tropezar y llenarme de mierda hasta el cuello. La cosa es seguir caminando con esta mueca de incredulidad en los labios, mejor no creerse que ya todo está aprendido y sólo queda seguir andando el camino. Mejor no creerse que cerré la última puerta, que las metáforas llenas de mierda no son más que el principio, que irán apareciendo en nuestro horizonte cosas aún peores, páginas en blanco sobre las que no se puede escribir, risas que nadie escuchará o cuchillas que cortan las verdades que guardo en lo más profundo de los bolsillos. Mejor pensar en el lobo estepario que se dio por vencido, en el autoengaño que me mantenga alejado de las metáforas, mejor pensar en la tierra, en la sal sobre la herida, en cosas vivas y cercanas y llenas de inocencia, quizás sea eso lo único que pueda darme fuerza y hasta curarme, cerrar los ojos y la nariz y la boca y dejar de escucharte, olvidarme del camino y de las puertas y del mal olor, enterrar de una vez las esperanzas que fabriqué en la buhardilla mientras tú sentado me mirabas con cariño diciéndome que no, que en el fondo no pero qué más da si estoy condenado desde hace tanto, si los dos lo sabíamos, si desde niño sentía aquello y los años sólo han servido para aprender a describirlo y aún estamos en eso, qué más da que yo sea como un fraude de mi sombra si puedo crear algo nuevo, algo real que con un poco de suerte se mantendrá vivo a ese otro lado, sólo tengo que vigilarla y evitar que se manche de mierda demasiado pronto, vigilarte a ti para que no le hables al oído, al menos no todavía, quédate aquí, conmigo que aún te necesito si quiero que esto tenga algún sentido.