Ingenios

Qué superioridad indiscutible la del capitalismo. Tan genialmente planificado (aún cuando en ocasiones ha de improvisarse a sí mismo) que en su abyecta misión de abrazar al mayor número de corderitos, no contempla siquiera la posibilidad humana, desesperada, superviviente, de agarrarse a un clavo ardiendo...

El capitalismo no permite los clavos ardiendo. Tan sólo son inocentes clavitos fresquitos, que poco a poco se calientan, imperceptibles, imparables, hasta que un día abres los ojos y te has fundido en su infierno.

1 comentario:

Srta Quincampoix dijo...

dicen: un clavo saca a otro clavo, ardiendo o no, eso ya es otra historia.
supongo que la primera vez que te agarras a un clavo ardiendo tiene que quemar más, mucho más, que las veces sucesivas. Que a todo se acostumbra uno/a, y para algo están los callos.
Por cierto, en el último concurso de escritura al que me presenté, hará ahora un mes, escribí la palabra caLLo con Y, y me di cuenta sólo una vez enviado. Cachis en la mar...
Y eso es todo de momento, F.

Mua!